La ley SB1070 aprobada por el Estado de Arizona convierte en delincuentes a todos los inmigrantes indocumentados de este territorio sureño. Esta ley ha generado mucha controversia no sólo en los Estados Unidos sino en el resto del mundo. Y es que el país norteamericano cuenta con más de 11 millones de "sin papeles".

Sin embargo, la ley ha contado con el apoyo mayoritario de la población de Arizona. Incluso, grupos de extrema derecha han salido a patrullar las calles en busca de inmigrantes a los que encarcelar, e incluso amenazando con matarles. Y es que el conservadurismo patente en el país norteamericano puede parecer sorprendente ante los ojos de un europeo. El teórico partido de izquierdas de Estados Unidos, el Partido Demócrata, no puede compararse en lo social con el más conservador de los partidos socialistas y socialdemócratas europeos. Dentro del otro principal partido, el Republicano, se encuentran los sectores más retrógrados de la población, donde no sólo hay conservadores, liberales y democristianos, sino también extremistas, racistas y xenófobos.

Todo esto sorprende en un país que se construyó a partir de inmigrantes. Británicos primero, luego holandeses, irlandeses, judíos, italianos... Mucha de esta gente está orgullosa aún de sus raíces, y sin embargo se niegan a dar la bienvenida a una población inmigrante latinoamericana que lleva lustros contribuyendo al crecimiento del país.

Estados Unidos no ha contado en leyes de regularización de inmigrantes al estilo de las que sí han elaborado distintos países europeos. Esto sin duda ha generado un problema cuya raíz está en el escaso apoyo con el que cuentan este tipo de medidas en los "States". El Presidente Obama ha abierto tímidamente este debate, pero una regularización masiva de los 11 millones de inmigrantes que vives en el país norteamericano parece aún lejana. De momento, la ley SB1070 de Arizona ha supuesto un paso atrás en este aspecto, y un soplo de aire fresco para los racistas que ahora ven cómo pueden campar a sus anchas por el Estado sureño con la complacencia del Gobierno de Arizona.
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