La Presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha exigido que se tomen medidas contra las personas que cantaron el "Aguirre muérete" en el acto de apertura del curso académico celebrado el pasado lunes en el aula magna de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid. La "lideresa" de la derecha madrileña mantiene que hay una "escalada criminal" contra ella y que debe perseguirse ese lenguaje necrófilo (sic).
Aguirre vive en su realidad paralela. Evita todo contacto ciudadano que pueda ponerla en apuros. Intenta no acudir a ningún acto donde sepa que la van a pitar o abuchear, y se cuida de permanecer siempre cerca de sus afines. Cuando alguien se le acerca para discrepar, saca su actitud más chulesca y recrimina a esa persona hasta el punto de tratar de humillarla.
El vivir tan lejos del día a día de los madrileños ha hecho que la Presidenta de la Comunidad de Madrid se sienta perseguida. Señora Aguirre, si fuera consciente de los problemas reales de los madrileños, se daría usted cuenta del hastío y cansancio que tienen por la situación que atraviesan. Debería saber usted que, como máxima autoridad política, debe verse sometida a las quejas, peticiones y abucheos que hagan falta. No sólo eso: es la responsable de que todos ellos se encaucen de tal manera que generen un debate entre políticos y ciudadanos que ayude a que ambas esferas, tan lejanas hoy en día, se acerquen.
Y usted tranquila, señora Aguirre, esos cánticos no eran una amenaza personal contra usted, sino contra la situación política y económica. Además, todos sabemos que es usted inmortal.
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