Hoy se ha inaugurado el curso escolar en la mayoría de Comunidades Autónomas. Un curso escolar que nace marcado por los múltiples recortes que ha sufrido la educación. Despido de interinos, más alumnos por aula, aumento del IVA del 4% al 21% del material escolar, subida de tasas universitarias, cobro en el comedor por traerte la comida a casa...

El ambiente no es nada bueno, eso es palpable. Los profesionales de la educación amenazan con una huelga a partir de la semana que viene que podría tornarse en indefinida. Los estudiantes también están convocando protestas.

La educación es uno de los pilares básicos del Estado del Bienestar. Eso lo sabe la derecha, cuyo máximo propósito no es otro que desmontarlo. Los hijos de los trabajadores no pueden tener facilidades para acceder a la educación en todos los niveles, piensan los neoliberales. Ya están dejando caer que la gratuidad va a dejar de estar garantizada, e intentan transmitirnos que debemos sustituir una "cultura de las becas" por una "cultura del esfuerzo", insinuando la falta de trabajo de aquel que no puede acceder a las becas.

Una persona matriculada de 60 créditos en una carrera de Artes, Humanidades, y Ciencias Sociales o Jurídicas deberá aprobar 54 para acceder a una beca. Eso significa aprobar todas las asignaturas menos una cuatrimestral. Una misma persona matriculada en Ciencias de la Salud (por ejemplo, en Medicina) debería aprobar 48 créditos. Cualquier persona que haya estudiado en una Universidad pública sabrá que hay múltiples razones para no aprobar una asignatura, y no todas constituyen una falta de esfuerzo o trabajo por parte del alumno. Un mal profesor, una asignatura especialmente difícil o, simplemente problemas personales, pueden dar al traste con la beca. Y, en lugar de aumentarlas, se van disminuyendo cada vez más.
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